sábado, 11 de septiembre de 2010

Una lágrima

Una oscuridad profunda iluminada por las luces de farolas y ventanas cubre como un manto la ciudad capital mientras el tenue ruido de algún que otro coche es ahogado por un concierto. A oscuras en mi habitación sumido en un torrente de pensamientos y sentimientos aprecio lo bello de la noche de la capital que tantas he vivido y más aún me quedan por disfrutar.

Entre antibióticos y paracetamoles tumbado en la cama veo una peli mientras aquel leve torrente se convierte un río.

Nombres y rostros empiezan a dibujarse en mi cabeza mientras se unen con cada parte de mi vida a la que pertenecen. Un sentimiento para cada uno se aparece con cada pensamiento que surge al recordar a alguien. Unos se llevan el sentimiento de amistad, otros de respeto, de admiración, algunos el de amor incondicional. Pero solo un recuerdo se lleva lo mas fuerte.

Cada vez que su rostro se aparece ante mí, o su mero recuerdo se abre paso entre mis pensamientos una lágrima asoma por el rabillo del ojo deslizándose por mi mejilla. Solo ella consigue eso, solo ella es quien de hacer que mi corazón anhele sentir sus latidos para acompañarlos, solo ella es quien de hacer que mis más profundos sueños se hagan realidad.

La lágrima se pierde por mi barbilla acabando en soledad esperando que otro recuerdo de ella le dé alguna compañera con la compartir el sentimiento.

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